19 de agosto de 2020

Sin envolver, gracias.

Sin envolver, gracias | elPulpo foto
MoMA Store: Jean-Michel Basquiat: Triptych Skull
MoMA Store: Jean-Michel Basquiat: Triptych Skull SKATEROOM x Estate of Jean-Michel Basquiat, 2014 $500.00

Ofrendas, agasajos, dádivas… existen tantos nombres como intenciones tiene el hecho de dar a alguien algo; ofrendas en forma de flores para honrar a los difuntos, agasajos de vino y queso de bienvenida, dádivas que parecen decir felicidades, por cortesía, por compromiso o escogidos de entre la lista, obsequios que se traducen en un gracias, donaciones salvamundos, cohechos de lujo cierra-tratos… En resumidas cuentas, hablamos de regalos y estos dependen, en muchas ocasiones del momento especial al que estén inscritos.

Lejos queda el origen en el que se obsequiaba en son de paz, los conquistados a los invasores, o por superstición, llamando a la buena suerte, o por alianza evitando guerras o como moneda de cambio en el comercio del trueque. Hoy los regalos tienen fecha, el día de tal y el día cual. Fechas marcadas en el calendario, celebraciones, aniversarios, conmemoraciones, encuentros profesionales, familiares o amistosos, en los que se dedica un tiempo a pensar en los demás, en alguien en concreto. Seres queridos que están, que vienen o se han ido.

Sophie Calle – Birthday Ceremony, 1993
Sophie Calle – Birthday Ceremony, 1993

Y, ¿qué papel ocupa la fotografía en todo esto?, generalmente, la de documentar el clima, testigo de que los años pasan, de la calidad del encuentro… los regalos son el detalle anecdótico por el que la cámara no presta más atención que a cualquier otro objeto que se cruce ante el objetivo, pasteles, postales…regalos, objetos secundarios de la celebración. Parece que sólo el mercado presta especial atención a estos obsequios. Pero más allá del valor numérico que pueda aportar al comercio, o de servir como fidelidad social a una tradición religiosa, supersticiosa o cultural, en el plano individual ¿qué lecturas se pueden hacer de estos cordiales gestos?. 

Los regalos nos hablan de la idea que tiene de nosotros quien nos ha hecho el regalo, ¿nos conoce bien?, ¿es el regalo un espejo que refleja la identidad de quien lo recibe o de quién lo hace?, ¿cuánto hay de uno y del otro?, ¿regalamos pensando en quién va a recibir el regalo o regalamos lo que nos hubiese gustado que nos regalasen?. En Japón los regalos se abren en la intimidad, para evitar la posible incomodidad de tener que fingir que es de nuestro agrado, para no arriesgar mucho incluso están establecidos un tipo de regalos según las circunstancias: sake o productos gastronómicos en fin de año y un sobre con dinero en cumpleaños, bodas y comuniones. Protocolos.

Una colección de regalos realizada durante 13 años no sé si será un retrato muy veraz pero desde luego es un estudio antropológico curioso. De 1980 a 1993 es el tiempo que dedicó Sophie Calle hasta que, llegados a sus cuarenta se dio cuenta de que había sido curada de lo que ella llama ‘inseguridad obsesiva’, ya no sentía la necesidad de recordar sus amistades y lazos familiares de una manera tan formal. Durante todo ese tiempo, para cada cumpleaños Calle invitaba a tantas personas como años cumplia, más un desconocido eleguido por algún invitado a modo de representación del futuro. De hecho, en la Antigua Grecia, donde consta que empezó este tipo de ceremonias anuales de celebración de la vida, también se ponía una vela más del número de años vividos en el pastel, por esa misma representación de lo que tiene que venir, se creía que las velas tenían una magia especial para conceder deseos. Los cumpleaños son un ritual, y Sophie Calle tenía el suyo propio. Después de cada cumpleaños guardaba todos los regalos en una vitrina, como si de trofeos se tratasen, a la vez servían como definición identitaria y como muestra del afecto recibido.

Douglas Gordon – Kissing with Amobarbital, 1995 Instalación | Proyección de 80 diapositivas Dimensiones variables
Douglas Gordon – Kissing with Amobarbital, 1995 Instalación | Proyección de 80 diapositivas Dimensiones variables

Regalos… ¿Podría un beso ser un obsequio?. En 1995 Douglas Gordon en una exposición reparte besos a los invitados, la cámara documenta la acción, nadie se niega a ser besado por el artista conocido, ¿cómo iban a imaginar que sus labios estaban barnizados de un veneno que se utiliza como sedante en casos de insomnio y que obviamente puede alterar la percepción y el estado mental de quien lo tome?. Es un juego perverso de confianza y traición en el que un simple beso induce a la pérdida de voluntad. Esta manipulación basada en la confianza, me recuerda al caso de Nestlé(1) y la leche en polvo que donó a las recién madres de África allá en los años 70. 

Sobres de leche en polvo para suplir la leche materna que duraban lo justo para que las madres dejaran de producir su propia leche, convirtiendo a los bebés en dependientes de los biberones de Nestlé, un gesto caritativo que en realidad encerraba un interés comercial y que acabó con la vida de muchos recién nacidos por la evidente falta de recursos. Una buena acción que contiene al mismo tiempo, su reverso oscuro.

Regalos… Entre políticos también se hacen regalos, entre estos a veces se cuela algún cohecho envuelto en papel de colores y tras salir a la luz acaban en juzgados. Pero no solo se cuelan entre políticos, a más de uno se le ha intentado comprar a base de encantadores regalos: niños con padres separados que batallan por ser el preferido, parejas que encuentran su equilibrio a través de dar o recibir sumas de dinero o regalos de gran valor (¿prostitución?).  A veces dicen que son regalos y son estafas, como cuando el joven mallorquín Luis Toubes conocido como Luisito, se defendía de las acusaciones de haber expropiado las propiedades de un matrimonio de la isla, ‘No he robado nada a ese matrimonio me ha donado voluntariamente sus propiedades para tenerme eternamente agradecido’(2). En japonés devolver un regalo como muestra de agradecimiento se le llama okaeshi, pero a diferencia de los ejemplos citados, este presupone un gesto modesto y desinteresado.

British Museum – Un set decorativo de jabones de cortesía, con diseños florales inspirados en el trabajo de William Morris en el siglo XIX. 15 libras.
British Museum – Un set decorativo de jabones de cortesía, con diseños florales inspirados en el trabajo de William Morris en el siglo XIX. 15 libras.

La relación arte-regalo por excelencia la encontramos en el mismo museo, todo museo que se precie tiene su tienda de regalos su: ‘Exit Through the Gift Shop’; con sus objetos de arte hechos subvenir y merchandising para sacar jugo en la medida de lo posible el acierto del artista con su creación, y en esa dilatación de la obra, que escapa del clásico catálogo, el regalo acaba también mostrando su reverso de la obra, su parodia como objeto vulgar más o menos útil que subraya las ganas de definirse de quien lo compra, de asociarse a un nombre, pero que al mismo tiempo, es tan poco artístico como el mismo papel de regalo.

Sobre la autora: NEREA ARROJERÍA - (Palafrugell, 1989) En mis años estudiando fotografía desarrollé un apasionado interés por sus usos y lenguajes. Posteriormente me especialicé en la critica con el Master de análisis y gestión en arte contemporáneo. Actualmente estoy cursando el grado de Historia del arte, y soy la editora jefe de la plataforma fotográfica elpulpo. Mi trabajo se centra principalmente en la escritura y en la investigación de la imagen, concretamente, fotográfica.